La Religión de la Naturaleza


Sin discutir ahora cuáles sean los fundamentos metafísicos, ya de la religión, ya de una religión en especial, basta con que comprobada como está por los sociólogos la necesidad humana del fenómeno religioso para disciplina y orientación de las sociedades, consignemos, a modo de corolario, que más disciplinará y orientará a las sociedades aquella religión que más cerca esté de la Naturaleza. Esa religión, por estar más cerca de la Naturaleza, más directamente puede actuar sobre los hombres, más les puede influir en el sentido de que no se desvíen de las leyes naturales que fundamentalmente rigen a la vida humana, porque a toda vida más pueden estimular y dirigir las actividades del espíritu humano, porque menos traba a las otras, dejando por ello más libres a éstas.

Sentado esto, puede demostrarse con facilidad que la religión llamada pagana es la más natural de todas.

Se apoya esta demostración fácil en tres razonamientos sencillos.

La religión pagana es politeísta. Ahora bien, la naturaleza es plural. La naturaleza, naturalmente, no se nos aparece como un conjunto, sino como “muchas cosas”. No podemos afirmar positivamente, sin el auxilio de un raciocinio mediador, sin la intervención de la inteligencia en la experiencia directa, que exista, de verdad, un conjunto llamado Universo, que haya una unidad, una cosa que sea una, designable por naturaleza. La realidad, para nosotros, se nos aparece directamente plural. El hecho de que refiramos todas nuestras sensaciones a nuestra conciencia individual es el que impone una unificación falsa (experimentalmente falsa) a la pluralidad con que se nos manifiestan las cosas. Ahora bien, la religión se nos manifiesta, se nos presenta como realidad exterior. Debe por lo tanto responder a lo distintivo fundamental de la realidad exterior. Este distintivo es la pluralidad de cosas. La pluralidad de dioses, en consecuencia, es el primer distintivo emblemático de una religión que sea natural.

La religión pagana es humana. Los actos de los dioses paganos son actos de los hombres magnificados; son del mismo género, pero a escala mayor, a escala divina. Los dioses no se salen de la humanidad rechazándola, sino excediéndola, como los semidioses. La naturaleza divina, para el pagano, no es antihumana al mismo tiempo que sobrehumana: es simplemente sobrehumana. Así, sobre estar de acuerdo con la naturaleza en cuanto puro mundo exterior, la religión pagana está de acuerdo con la naturaleza en cuanto a humanidad.

Finalmente, la religión pagana es política. Es decir, es parte de la vida de la ciudad o del estado, no tiene por fin el universalismo. No trata de imponerse a otros pueblos, sino de recibir de ellos. Está así, de acuerdo con el principio esencial de la civilización que es la síntesis, en una nación, de todas las posibles influencias de todas las demás naciones -criterio del que sólo se apartan los criterios estrechamente nacionalistas, que son el provincianismo de la cultura, y los criterios imperialistas, que pertenecen a la decadencia-. Nunca se ha visto a una nación fuerte ser conservadora, ni a una nación sana ser imperialista. Quiere imponerse quien no puede ya transformarse. Quiere dar quien ya no puede recibir. Pero quien no puede transformarse se ha paralizado en verdad; y quien no puede recibir se ha paralizado también.

Fernando Pessoa


Lo que no puede ser llamado "pagano"


El paganismo esta diamétricamente opuesto al desorden y a la destrucción de las energías vitales que se observa en el Occidente contemporáneo. Su espacio comienza (de la palabra griega "comey", organizar) con la unión de los opuestos aparentes, las fuerzas dionisiacas de la sensualidad y el disfrute y con la necesidad apolínea de control y orden. Todo aquello que dañe la existencia saludable del pueblo, la naturaleza orgánica de la polis o el Estado (en el sentido romano del término) no puede ser llamado "pagano". El pagano no debe ser ni puritano ni pansexualista (que como extremismos están muy cercanos unos a otro) ni anárquico ni tirano (el segundo se origina del primero).


Guillaume Faye

En qué consiste el Politeísmo

El tema del politeísmo consiste en honrar a todos los lados. La idea no es vencer o ser vencido. No hay un líder unificador y jerárquico.

En el contexto del politeísmo, es virtuoso no ser integrado y centrado, sino ser flexible, abarcador, tolerante, paciente y complejo. Las variedades de la experiencia no tienen por qué ser armonizadas. El equilibrio, la integración y la completitud, valores importantes para una psicología monoteísta, no tienen lugar en el politeísmo, que exige el ensanchamiento del corazón y de la imaginación. El alma politeísta está ricamente tramada y tejida. Tiene muchas cualidades de carácter y es el teatro donde se actúan muchas historias, y se reflejan muchos sueños.

Thomas Moore

Acercamiento al paganismo


El desechar aquello que es catalogado como pagano constituye la adhesión a una categorización arbitraria, que no hace más que inhibir una parte de la herencia cultural del mundo, al tiempo que nos priva de otras cosmovisiones. El acercamiento, por el contrario, puede llevar a recuperar parte de los valores y creencias que posibilitarían una realidad mejor, que hoy se halla deformada por la moralidad impuesta por las religiones dominantes.

Sara Eugenia Arellano

Lo más simple


Hay que partir de lo más simple. Durante milenios los pueblos de Europa practicaron religiones habitualmente denominadas «paganas», denominación inicialmente peyorativa. Esas religiones constituían un sistema de representación, de valores, de figuras específicas que sirvieron de marco referencial y de apoyo espiritual a numerosas culturas y grandes civilizaciones de las que nosotros somos, directa o indirectamente -aunque no exclusivamente- herederos.
Las religiones paganas fueron después combatidas por el cristianismo, portador de un sistema diferente de representación y que encaraba el hecho religioso de una forma completamente distinta. El estudio comparado de ambos sistemas permite comprender las causas profundas de su enfrentamiento y nos incita a tomar postura.
Hacerlo por el paganismo significa esforzarse no en concebir, sino en ver el mundo según las líneas directrices del sistema de representación que le es propio.
Se puede llegar a constatar que uno de esos dos sistemas se corresponde mejor con nuestra sensibilidad, que en el pasado promovió efectos que hoy juzgamos más deseables, que está más en consonancia con aquella tradición a la que nos adherimos; en definitiva, que se corresponde mejor con aquello que consideramos la verdad.
Alain de Benoist

de la Vocación



Cada hombre sólo tiene una vocación genuina, encontrar el camino hacia sí mismo. Su tarea es descubrir su propio destino y vivirlo totalmente con resolución dentro de sí mismo. Todo lo demás sólo es una existencia hipotética, un intento de evasión, una huida a los ideales de las masas, conformidad y miedo al propio interior.

Herman Hesse




Pluralismo del paganismo

Más que otra religión, el paganismo garantiza simultáneamente tanto el pluralismo y el orden, el pluralismo de creencias y actitudes. Esta basado en la lógica del "a cada cual", mas no en la quimera del ecumenismo caótico. Su modelo social está ligado a los conceptos de validez, orden y libertad, lo que al mismo tiempo le hace basarse en la disciplina. Procede del principio de que la humanidad es diversa y que su destino no está escrito, que la historia es impredecible y esta en una formación sin fin. Asume la existencia de una humanidad plural, que consiste de pueblos diferentes, frente al uniformismo de los monoteísmos, y su política es la afirmación de la pluralidad de las polis, sacralizada por las deidades, que también son guardianes de su respectiva polis. La visión orgánica pagana del cosmos considera que los pueblos son comunidades de destino. Como observamos en el ejemplo del paganismo griego, el concepto de la polis, solidificado en el patriotismo y la consciencia de su particularidad (que es un reflejo de la variedad de los dioses y la naturaleza), es fundamental en el paganismo, donde los dioses patrones de cada estado tienen un aspecto claramente político.
Guillaume Faye